
Según los libros que hemos leído, se dice que antiguamente, antes de que exista el Hospital, el practicante don Cayetano Mella (Q.E.P.D.) arrendaba una casita, en la cual atendía a los pacientes y entregaba la leche para los niños. En una visita de aquel entonces candidato a Presidente de la Republica Don Salvador Allende, le pregunto a un caballero de Aituy si lo podía acompañar a Queilen y le consulto donde quedaba el Hospital, el contesto en una casita que arrienda el practicante, el Sr. Allende sorprendido le dijo que como podía se que los Queilinos fueran tan dejados y no se preocupaban por la salud, y les regalo diez mil pesos para que comenzaran la construcción del Hospital, la gente sacaba madera de sus campos y ayudaban a la construcción del Hospital.
En ese tiempo no existían matronas apenas una enfermera que atendía a los niños y les entregaba la leche, por eso cuando habían partos la mayoría se atendían en las casas y existían señoras que les llamaban “parteras”, como la señora Cañe Mansilla, quien una vez le toco atender un parto de mellizos, como no podían nacer las guaguas mandaron a buscar un avion para el traslado de la señora al Hospital de Castro, pero mientras esperaban en la cancha de aviación nacieron los mellizos y le toco a la partera atender el parto.
También existían una personas que se le llamaban “amarradoras de Huesos” o “componedoras” una de ellas fue la señora Zoila Subiabre Oyarzun, ella atendía a los quebrados de pierna, de mano, etc. Le ponía una cosa que parecía yeso, que le llamaban Bilma, esta pasta lo hacían con huevo y harina, cuando el hueso salía del lugar para poder acomodarlo, en un recipiente se ponía una piedra caliente con agua, y se sobaba el hueso hasta estar blandito y ahí lo ponían en su lugar, había gente que se desmayaba del dolor pero después quedaban sanos y ni se les notaba la quebradura.
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